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La difícil tarea apostólica

Puesto que somos colaboradores de Dios, os exhortamos a que no echéis a perder su gracia. Es Dios mismo quien dice:

Tengo un tiempo propicio para escucharte,
un día en que acudiré en tu ayuda para salvarte.

Pues bien, este es el tiempo propicio, este es el día de la salvación.

En cuanto a nosotros, procuramos no dar a nadie motivos para desacreditar nuestro ministerio.

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